miércoles, 13 de marzo de 2013
Te dicen que no mientas, pero te odiarán por ser sincero.
Desde que eres pequeño te inculcan ciertos valores, entre ellos el de no mentir. Te dicen que mentir está mal, incluso si no cuentas toda la verdad, eso también cuenta como mentira. Pero luego creces, empiezas a ser consciente de lo que pasa a tu alrededor y ves que la gente no siempre te dice la verdad, que los adultos también mienten, hasta tus padres lo hacen. ¿Y entonces qué? Entonces nada. "Te dicen que no mientas, pero te odiarán por ser sincero." Y cuánta razón. Pero el problema no está en la mentira, sino en la razón por la que mientes. Todos mentimos alguna vez, algunos más que otros, pero por motivos distintos. Lo peor viene cuando mientes para ser feliz, porqué puedes pretender engañar a todo el mundo pero no te puedes mentir a ti mismo. Tarde o temprano las mentiras se caen por su propio pie y lo único que haces es perder la confianza de aquellos que creyeron en ti.
Yo, supongo que como mucha gente, odio que me mientan. Y más cuando ya sé la verdad. No sé si duele más que te mientan o pensar que no te mereces la verdad. ¿Pero queremos la verdad o sólo una mentira que nos permita ser felices? ¿Cuántos de nosotros preferimos una verdad que duela a una mentira que nos haga feliz? Y sobre todo, esos que preferimos la verdad, ¿hasta dónde estamos dispuestos a saber?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario