Hemos subido cuesta arriba y he acabado sin frenos chocándome en ti.
Y entonces, te he visto despertar y desesperar.
Te he visto queriendo e indiferente.
Te he visto cumpliendo años y quemando dudas.
Me he quedado a dormir debajo de tu nombre, me he aprendido cómo hueles y donde (me) dueles.
Me has dado todo lo que me falta, y ha sido entonces, cuando he abandonado todo lo que me sobraba.
Nos bastó un invierno para probarnos, y muchos más para tenernos.
Sólo ha hecho falta una tarde aburrida para escribirte esto.
Y hasta aquí puedo leer,
o mejor dicho,
hasta aquí puedo escribir.
Y hasta aquí, tú y yo.
Y entonces, lo que venga. Pero SIEMPRE tú y yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario